Tomar agua sucia como la que se encuentra en ríos o pozos contaminados puede causar enfermedades como diarrea, parásitos, salmonella y hepatitis A, especialmente a los niños y niñas, por eso es importante filtrar y potabilizar el agua que tomamos bien sea a través de la cloración, ebullición, pastillas potabilizadoras u otras técnicas según el contexto.
Teniendo esto en cuenta, compartimos 3 mitos sobre el agua y su procesamiento que se creen seguros, pero que en la realidad no garantizan agua apta para el consumo humano.
MITO #1: EL AGUA DE MANANTIAL ES POTABLE
Los manantiales son corrientes de agua que manan del suelo o de entre las rocas de forma natural, sin embargo, que el agua sea de manantial no significa que sea potable; de hecho, puede estar tan contaminada o más que aguas de ríos y pozos.
Si la fuente de agua no está certificada como limpia, segura, desinfectada y apta para consumo humano, no se puede garantizar que la misma sea potable, por lo cual su consumo por parte de las personas podría significar un gran riesgo para ellas.
MITO #2: AL IGUAL QUE EL AGUA DE MANANTIAL, EL AGUA DE LLUVIA ES
POTABLE
La lluvia es un excelente proveedor de agua para aquellas personas que se encuentran en el trópico, como es el caso de Venezuela, ya que, debido a la ubicación del país, la población cuenta con lluvias de forma regular. Sin embargo, hay dos consideraciones esenciales sobre en torno al agua de lluvia:
En primer lugar, al caer, el agua de lluvia recoge elementos contaminantes que se encuentran en el aire. Esto ocurre especialmente en zonas altamente urbanizadas o que son cercanas a ellas.
En segundo lugar, si los espacios en los que se almacena el agua de lluvia no están limpios y estériles, aunque el agua llegue en buen estado se va a contaminar ya que no estaría siendo conservada de forma óptima, lo cual haría que su consumo no sea apto para las personas.
MITO #3: LOS FILTROS DESINFECTAN EL AGUA, CONVIRTIÉNDOLA EN APTA PARA CONSUMO HUMANO
Sin bien los filtros permiten quitarle la turbidez al agua, es decir, limpian el agua reteniendo los sólidos que se podrían encontrar en ella, no garantizan necesariamente la desinfección del agua.
De hecho, la mayoría de los filtros de agua encontrados en casa no incorporan en su sistema elementos desinfectantes, por lo que el hecho de tener un filtro de agua no significa que su consumo sea apto para las personas.
Los filtros se clasifican por el tamaño de las partículas que son capaces de retener (micras). En la mayoría de los casos, los filtros de agua utilizados en los hogares se encuentran entre 1 y 5 micras.
Sin embargo, los microorganismos, que suelen causar las enfermedades, tienen un tamaño de 0.1 y 2.5 micras, permitiéndose pasar a través de una gran cantidad de filtros de agua.
Teniendo en cuenta esta información, es importante resaltar que sí hay filtros que incorporan en sus sistemas elementos de purificación del agua, como aquellos que incluyen la plata coloidal y sistemas de luz ultravioleta, los cuales ayudan a eliminar microorganismos indeseados.
fuentes: https://www.unicef.org/venezuela/historias/3-mitos-relacionados-al-agua-potable